ContraHegemonía en Comunicación

sábado, 9 de agosto de 2008

Nuevo año, nueva dirección de la carrera. ¿Nueva?

Tras las elecciones obligatorias del año pasado, la carrera de comunicación tiene un nuevo director: Alejandro Kaufman. A pesar de haber obtenido menos votos que otros dos candidatos, el voto ponderado de los claustros de graduados y docentes le otorgó la victoria y el sillón. Sin embargo, esta renovación parece no ser un verdadero cambio respecto de una dirección que no se interesó –ni se interesa- en abrir un verdadero debate sobre los problemas de la carrera que tenemos ni las posibilidades de hacer una carrera que verdaderamente queramos. No es casual, tampoco, que venga de la mano de una agrupación como Nexo.
Para el nuevo director hay que dejar de lado las quejas y seguir avanzando en la construcción de vayaunoasaberqué. El proyecto de Kaufman es bien sencillo: la UBA está en crisis, hay que conformarnos con lo que tenemos. Si bien las aulas se caen a pedazos, los docentes están mal pagos (a pesar de ser una de la carreras con menor cantidad de docentes ad honorem, estos aún existen), está toda la facultad dividida en un número cada vez mayor de edificios y el plan de estudios de nuestra carrera está cada vez más anquilosado, no podemos pretender ninguna clase de mejora ni ampliación en la participación. Así agrega un nuevo condimento al quietismo y apolitización de los estudiantes y de la comunidad educativa en general. Un condimento fundamental para reproducir la misma dinámica con la cual él pudo acceder a su puesto.
Sus primeros días al mando de la carrera se vieron envueltos en una polémica enorme como la del Observatorio de Medios. El claro posicionamiento de la facultad y de la carrera a favor del gobierno nacional no fue debatido previamente con la comunidad académica. Ante el pedido por parte de los estudiantes de abrir un debate democrático sobre el tema, el director accedió concediendo un Foro docente-estudiantil para tratar la cuestión de “los observatorios de medios”. La discusión debía empezar con la asunción de que debía haber un observatorio e ir avanzando en los acuerdos parciales para la construcción del mismo. Es decir, en vez de un debate ideológico, el planteo del foro fue algo pragmático, donde la verdadera discusión quedó solapada. Para el director no tiene ninguna relevancia discutir la articulación de la facultad con el gobierno ni -muchísimo menos- intercambiar opiniones sobre la poca representatividad de su gestión. Esos son, para él, temas que pueden quedar atrás en la agenda por más de que sean los que a nosotros más nos interesen.
Dar lugar a nuestras inquietudes –y no a las que él cree que deberíamos tener- no está en sus planes. Una vez más, así como asumió sin que los estudiantes lo apoyáramos, nuestra participación en los asuntos de la facultad le parece un estorbo. Nos tenemos que limitar a opinar en los espacios y en las temáticas que él considere adecuados para hacer su gestión lo más operativa posible.
No pretendemos caer en una crítica ciega ni despiadada, sino que no queremos dejar pasar cuáles son los puntos más importantes de la dirección de una carrera como la nuestra. Nosotros, desde ContraHegemonía, no creemos en esta lógica de trabajo, porque no creemos que nada bueno se pueda construir sobre la base de “consensos” impuestos.

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